El Cara al Sol es el himno de Falange Española de las JONS, pero el Cara al Sol no es sólo y esa es parte de su grandeza, el himno de los falangistas, pues en esta canción de amor y de guerra, de revolución y de esperanza, caben todos los españoles que piensan que el amor a la Patria es la entrega magnánima que funde todos los intereses particulares en el interés general.
El Cara al Sol es también el himno de los españoles que sin ser falangistas, están en contra del separatismo clasista, del de los partidos políticos y del de las regiones. Es el himno de los españoles que luchan con idéntica energía frente al capitalismo y al marxismo, frente a la derecha y frente a la izquierda.
El Cara al Sol simboliza la lucha por la Patria, el Pan y la Justicia para todos los españoles, pero sobre todo para aquéllos que, por carecer de Pan y de Justicia, no pueden reconciliarse con la Patria.
I. SU NACIMIENTO
La primera referencia a la necesidad de un himno para la Falange, de la que se tiene noticia, data del 17 de noviembre de 1935, cuando, a la finalización del grandioso mitin del Cine Madrid, al que habían acudido unos 12.000 falangistas, Bravo comentó con José Antonio sobre lo necesario que era contar con un himno para cantar al final de tales actos.
Ni dos semanas después, al día siguiente de asistir al estreno de la película ‘La Bandera’, en casa de María Jesús Mora y en compañía de Rafael Sánchez Mazas, José María Alfaro y Dionisio Ridruejo, José Antonio los citó para el día siguiente en la cueva del Or Kompon, con la ya famosa frase: “si falta alguno, mandaré que se le administre ricino”.
Al día siguiente, 3 de diciembre, se reúne la escuadra de poetas compuesta por el propio José Antonio, José María Alfaro, Agustín de Foxá, Dionisio Ridruejo, Pedro Mourlane Michelarena, Jacinto Miquelarena, Rafael Sánchez Mazas y el Marqués de Bolarque, junto al maestro Juan Tellería, autor de la música y al que apodaban 'el músico'.
El lugar de la reunión era la cueva del Or Kompon, un bar vasco situado en la calle Miguel Moya, decorado con acuarelas de paisajes vascos, con prados, bueyes, caseríos y lugareños con boina, curas con paraguas y pelotaris.
A la puerta del local quedaron Agustín Aznar y Luis Aguilar montando guardia, siguiendo las instrucciones de José Antonio, no ya para que nadie entrara, sino para impedir que los presentes abandonaran la estancia hasta haber cumplido la misión.
Inmediatamente, el Maestro Tellería se puso al piano para interpretar la música del himno que había compuesto, en el órgano de la pequeña iglesia de la villa guipuzcoana de Cegama, y despertar la inspiración de los reunidos.
El propio José Antonio dio las pautas: “nuestro himno debe ser una canción alegre, exenta de odio, pero a la vez de guerra y amor. Haremos una estrofa a la novia, después una alusión a la guardia eterna en las estrellas y, luego, otra a la victoria y la paz”.
Dando ejemplo, el Jefe ya llevaba dos versos compuestos, los que dicen: “traerán prendidas cinco rosas, las flechas de mi haz”.
Los autores de la primera estrofa fueron José Antonio, Alfaro y Foxá; estrofa que, tras una ligera lima y revisión por parte de Sánchez Mazas, que actuaba como crítico, quedó como se conoce:
“Cara al sol, con la camisa nueva
que tú bordaste en rojo ayer,
me hallará la muerte si me lleva
y no te vuelvo a ver.”
La segunda estrofa costó bastante más trabajo y fue obra de José Antonio y Ridruejo, pero con el ajuste final de Foxá, ya al día siguiente:
“Formaré junto a los compañeros
que hacen guardia sobre los luceros,
impasible el ademán,
y están presentes en nuestro afán”.
Idealización de la Composición
Para Ridruejo, los versos que siguen y que sirven de unión entre la segunda y la tercera estrofa se deben a Foxá, ayudado por Alfaro; sin embargo, para el propio Foxá, son obra de José Antonio. De uno u otro, los versos son los ya conocidos:
“Si te dicen que caí,
me fui
al puesto que tengo allí”.
La tercera estrofa dio menos problemas. Los dos primeros versos se deben a la inspiración de Dionisio Ridruejo:
“Volverán banderas victoriosas
al paso alegre de la paz.”
Los dos siguientes, fueron los que José Antonio ya llevaba preparados:
“Y traerán prendidas cinco rosas,
las flechas de mi haz.”
Los versos finales, los que tenían que hablar de la victoria y de la paz, se debieron a Alfaro:
“Volverá a reír la primavera”
Y a Pedro Mourlane, que hizo el segundo de los versos:
“Que por cielo, tierra y mar espera.”
José María Alfaro fue quien remató tan bella creación con los dos versos finales que llamaban a la exaltación de España y de la Falange:
“¡Arriba, escuadras, a vencer!
¡Qué en España empieza a amanecer!”
A continuación, la enorme tensión acumulada, tanto por el arduo trabajo realizado, como por la enorme responsabilidad soportada, se relajó y todos brindaron con unas copas de Jerez por el nacimiento del Himno de Falange Española, conocido, desde entonces, como “Cara al Sol”.
Durante los días sucesivos, se hicieron varias pruebas en la Ballena Alegre, hasta que quedó perfectamente ensayado.
Según parece, se cantó por primera vez en público, acompañado de clarinetes, al término de la comida tras el mitin celebrado el 29 de diciembre de 1935 en la localidad conquense de Quintanar del Rey.
Sin embargo, según Francisco Bravo, siguiendo a Dionisio Ridruejo, el Cara al Sol fue cantado oficialmente en el Mitin del Cine Europa de Madrid, el 2 de febrero de 1936.
La partitura original de Juan Tellería fue registrada por éste con el título 'Amanecer'.
II. AVATARES
Poco tiempo después se cernió sobre España el manto de la barbarie frentepopulista, con el impune asesinato de decenas de camaradas y los arbitrarios encarcelamientos de más de dos centenares, de entre los más destacados, mandos provinciales, territoriales y nacionales.
Al carecer de una edición impresa o fonográfica del Himno, ante la negativa general por parte de los editores, el Himno de Falange fue sufriendo cambios, mutilaciones y todo tipo de desviaciones.
Si el Himno no se perdió fue gracias a Angela Ridruejo, Jefa Provincial de Segovia de la Sección Femenina, que había recibido de manos de Pilar Primo, uno de los ejemplares originales, durante una de sus visitas de inspección.
Este ejemplar salvado, sirvió para que Dionisio Ridruejo lo llevara a Valladolid, para ser finalmente editado.
http://lafalange.mforos.com
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