sábado, 30 de octubre de 2010

Noviembre, mes de los difuntos


Formaré junto a mis compañeros
que hacen guardia sobre los luceros,
impasible el ademán,
y están presentes en nuestro afán.
Si te dicen que caí,
me fui al puesto que tengo allí.

domingo, 24 de octubre de 2010

ESTA ES MI PATRIA



Hay otro amor de ideas que al lado de las cunas

nos canta nuestras madres y brota en la niñez

el Sacro Amor de Patria, que Historia y Tradiciones

transforman con los años en Culto y Deber.


Bañada por dos mares, mi Patria es esta tierra

de genios que han formado mi espíritu Español

mi Patria es la que ostenta más lauros en la frente

que ostenta con orgullo ningun otro pais.


¡Cervantes y Murillo!...

Mi Patria es la que engendra

los muertos inmortales que nunca han de morir

mi Patria es este suelo creador de nuestra Raza

que en libre independencia su sangre siente arder.


Mi Patria es Covadonga, Las Navas y el Salado

mi Patria esta en Sagunto en Cádiz y en Bailén

¡Oh pueblo de montaña y alcázares de guerra!

¡Manten invulnerable tu antigua libertad!


Tomado de http://tradicionypatria.blogspot.com

jueves, 21 de octubre de 2010

El Yugo y las Flechas



Volveran banderas victoriosas
al paso alegre de la paz
y traeran prendidas cinco rosas
las flechas de mi haz.


El "fascio" es nudo y ensamblaje, es piña, racimo y haz. Su mayor vínculo es la fuerza y su expresión gráfica las flechas yuntadas en gavilla imperial. La palabra haz -fascio-, como se analizaba en la editorial del número uno de "El fascio" aparecido el 16 de marzo de 1933, es un vocablo popular, campesino e histórico que abarcaba, desde el pan nuestro de cada día, hasta el "haz" simbólico de flechas con el que los Reyes Católicos hicieron la unidad de España en el Renacimiento.

Las flechas yugadas aparecen acuñadas en aquellos viejos reales de 1497 y descrito su diseño en la Pragmática expedida por los Reyes Católicos en Medica del Campo el 12 de junio de aquel año, para que, en moldes de plata "se pongan, de una parte nuestras armas reales y de otra, la divisa del Yugo de mí, el Rey y la divisa de las Flechas de mi, la Reina..."

El Yugo y las Flechas estan en conventos, castillos y monasterios y lo encontramos por doquier, allí en San Gregorio de Valladolid como ornamentación y poderío; en el Castillo de las Mota como blasón, tambien en las riberas del Tajo, junto al puente de San Martin, en la capital de San Juan de Toledo, su perfil aparece en claustros y portadas de miles de piedras que han sido testigos mudos de una historia viva y candente. Las Flechas oscilaban de cinco a ocho y son el signo gráfico de los reinos integrantes de la nacionalidad española: León, Castilla, Aragón, Navarra, Granada fundidos por el vínculo yugado de la coesión y la unidad.

Fue Nebrija el inductor del yugo de buey y la rosa de flechas y su unión saltó los mares como rasgo diferenciador español, completando los leones y castillos, las cadenas, barras y granada de los reinos épicos del Estado Español, como borla mitológica e interpretativa que "si el yugo sin las flechas resulta pesado, las flechas sin el yugo corren peligro de volverse demasiado voladoras", unidos ambos para ajustar todas las piezas del gran arcano, con evidente relieve de equilibrio y armonía.

El emblema del Yugo y las Flechas, soñado por Antonio Nebrija "los miembros y pedazos de España, que estaban por muchas partes derramados, se redujeron y ayuntaron en un cuerpo y unidad de reino. La forma y travazón, del cual casi está ordenada que muchos siglos vivirá y tiempos, no lo podrá romper ni desatar"adoptado por los Reyes Católicos, ofrecido en el 1516 al Emperador Carlos V "vuestra alteza debe venir a tomar en la mano aquel yugo que el católico rey vuestro abuelo os dejó, con el cual tantos bravos y soberbios se domaron y en la otra las flechas de aquella reina sin par, vuestra abuela, Doña Isabel, con que puso a los moros tan lejos" se encontraba acumulado la solera del tiempo y la legitimidad, hasta que en el primer tercio de siglo es desempolvado y redescubierto por dos intelectuales bien dispares, el marxista Fernando de los Ríos en una clase de Derecho Político dictada en la Universidad de Granada, que, en una explicación sobre el Estado Fascista, sus litorios, hachas y vergas, hizo un apunte en el encerado con un ramillete de flechas entroncadas con un yugo, apostillando que ese sería el símbolo del fascismo de haber nacido o surgido en España. Y por Rafael Sanchez Mazas en una conferencia pronunciada en el Ateneo de Santander el 24 de enero de 1927, en la que con erudición y prosa poética argumentó la idea del signo como emblema nacional.

En la política fueron las JONS las que lo adoptaron a insinuación de Juan Aparicio, alumno asistente a la clase de Derecho Político en Granada a la que antes nos referíamos y la figura del yugo y las flechas fueron rescatadas para la historia presente y contemporánea.

Quien diseñó la yuxtaposición con el que fue adoptado el símbolo de la JONS fue el burgalés Escribano Ortega, firmante del manifiesto de los "gallos de marzo" en el que convergían su cualidad de dibujante con su personalidad tradicionalista. En una cuartilla rayó la verticalidad oblícua de las flechas y la horizontalidad maciza del yugo y se dispuso a unirlos por su convergencia y así nació -renació- el emblema al que Ramiro conformó como representativo de las nacientes JONS y que más tarde perduraría y sería adoptado por Falange en el momento mismo de la fusión el 13 de febrero de 1934 rubricada por Ramiro y José Antonio en un ático de la Gran Vía madrileña. Más tarde, Primo de Rivera, el 19 de octubre del mismo año, en una comunicación entre otras cosas decía: "Oído el parecer del Consejo Nacional, esta Jefatura ha acordado lo siguiente: sobre el bolsillo izquierdo, en la misma camisa o en un trozo intercambiable de tela del mismo color, ira bordado el emblema de las cinco flechas y el yugo".

Y lo que nació como haz y ramillete de unidad en un Renacimiento fue el "detente" del nuevo amanecer, de las ideas jóvenes en un tiempo nuevo y vino como haz -fascio- a renovar el mensaje y el lenguaje de los símbolos como magnificencia y profundidad.

José Luis Jerez-Riesco

domingo, 17 de octubre de 2010

Jaime I el Conquistador


http://hispanismo.org

Nació en Montpellier en la noche del 1 al 2 de febrero de 1208. A la mañana siguiente, cuando los clérigos de Nuestra Señora de las Tablas entonaban el Te Deum de maitines, para celebrar la Presentación de Jesús en el Tempo, fue presentado en aquella iglesia ante el Altar de la Madre de Dios el recién nacido, sucesor de la Corona de Aragón. Después lo llevaron a la iglesia parroquial de San Fermín, en el momento en que resonaba en ella el cántico Benedictus Dominus Deus Israel.

La Reina doña María, señora de Montpellier, llevó a la Capilla de Nª Sra. de las Tablas, 12 cirios de las mismas dimensiones, y a cada uno se le puso un cartel con el nombre de un Apóstol. Los encendió al mismo tiempo, y la Reina prometió dar a su hijo el nombre del Apóstol cuyo cirio permaneciese mas tiempo encendido: fue el del Apóstol Santiago.


"Este Rey de Aragón, don Jaime, fue el mas hermoso del mundo: era mas alto que todos los demás de un palmo, y muy bien formado en todos sus miembros; tenía el rostro grande, de buen color y fresco; la nariz larga y muy recta; boca grande y bien dibujada; dientes blancos y muy grandes, que parecían perlas; ojos negros, cabellos rubios, que parecían hilos de oro; hombros anchos, el cuerpo largo y esbelto, los brazos gruesos y bien hehos, y manos hermosas y dedos largos, y los muslos gruesos y bien hechos, y las piernas largas y rectas y gruesas para su medida, y los pies largos y bien hechos y muy bien calzados" (Desclot)

Sufrió herida durante el cerco de Valencia, donde bien cerca estuvo de perder la vida. La flecha sarracena que le hirió en la frente, dejó allí una profunda huella que no afeó sin embargo su rostro, orlado de cabello rubio. Aquel lance cerca de la puerta de Boatella, lo recordó el Rey: "Nada importante fue y yo mismo saqué la flecha con mis manos".

Él mismo veneró a su padre aunque su progenitor no lo hiciera de él: "El Rey mas leal que hubo nunca en España (Pedro II el católico), el mas cortés y amable. Era tan dadivoso, que sus rentas y sus tierras no le producía nada: tan buen caballero, que no lo hubo mejor en el mundo." Solo un defecto tenía en palabras de su propio hijo: que era un mujeriego:" Él era hom de fembres".

martes, 12 de octubre de 2010

Día de la Hispanidad


HIMNO DE LA HISPANIDAD

"Esta es la Hispanidad,
Proa de la Cristiandad,
norte de la Humanidad.

Hispania es bandera
De Igualdad en la Hermandad
y Unidad en la Verdad.

Hispanidad es acero
De Apóstol conquistador:
Espada que acaba en flor.

Hispanidad es santuario
Cimentado en un Pilar
Que nadie podrá quebrar.

Hispanidad es Castillo
En que defiende un León
Patria, Honor y Religión.

Hispanidad es trinchera
De los Hijos de la Luz:
Barra en pie, Cadena en Cruz.

Hispanidad es Granada
Que se entrega abierta en dos,
como el Corazón de Dios."


Tomámos a liberdade e a ousadia de completar o referido hino com as seguintes estrofes da nossa lavra:

Hispanidad es España
Y también Portugal lo es
Hermanas son las dos de tres

La tercera es la parte
que del nuevo mundo quista
dio el hispano evangelista

A Cristo Nuestro Señor
Para la gloria de Su nombre
Rey de reyes, Hijo del Hombre!


http://sagradahispania.blogspot.com/

viernes, 8 de octubre de 2010

En las vísperas de su fiesta, HOMENAJE A LA GUARDIA CIVIL


Quiero rendir mi homenaje a todos aquellos valientes que vertieron su sangre en la calles cumpliendo con su deber, que supieron morir con honor y valentía. A todos los miembros de la Guardia Civil que dieron su vida por España.

A MIS VALIENTES GUARDIAS.
¡¡ARRIBA ESPAÑA!! ¡¡VIVA ESPAÑA!!

jueves, 7 de octubre de 2010

La batalla de Lepanto



7 Octubre, 1571
La oración del rosario salva a la cristiandad.

En 1571 la cristiandad era amenazada por los turcos (musulmanes). El Papa San Pío V pidió a todos que rezaran, particularmente el rosario, para obtener la victoria. Una vez conseguida, instituyó la fiesta de Nuestra Señora del Rosario


Los musulmanes ya habían arrasado con la cristiandad en el norte de Africa, en el medio oriente y otras regiones. España y Portugal se había librado después 8 siglos de lucha. La amenaza se cernía una vez mas sobre toda Europa. Los turcos se preparaban para dominarla y acabar con el Cristianismo.

La situación para los cristianos era desesperada. Italia se encontraba desolada por una hambruna, el arsenal de Venecia estaba devastado por un incendio. Aprovechando esa situación los turcos invadieron a Chipre con un formidable ejército. Los defensores de Chipre fueron sometidos a las mas crueles torturas.

El Papa San Pío V trató de unificar a los cristianos para defender el continente pero contó con muy poco apoyo. Por fin se ratificó la alianza en mayo del 1571. La responsabilidad de defender el cristianismo cayó principalmente en Felipe II, rey de España, los venecianos y genoveses. Para evitar rencillas, se declaró al Papa como jefe de la liga, Marco Antonio Colonna como general de los galeones y Don Juan de Austria, generalísimo. El ejército contaba con 20,000 buenos soldados, además de marineros. La flota tenía 101 galeones y otros barcos mas pequeños. El Papa envió su bendición apostólica y predijo la victoria. Ordenó además que sacaran a cualquier soldado cuyo comportamiento pudiese ofender al Señor.

San Pío V, miembro de la Orden de Santo Domingo, y consciente del poder de la devoción al Rosario, pidió a toda la Cristiandad que lo rezara y que hiciera ayuno, suplicándole a la Santísima Virgen su auxilio ante aquel peligro.

Poco antes del amanecer del 7 de Octubre la Liga Cristiana encontró a la flota turca anclada en el puerto de Lepanto. Al ver los turcos a los cristianos, fortalecieron sus tropas y salieron en orden de batalla. Los turcos poseían la flota mas poderosa del mundo, contaban con 300 galeras, además tenían miles de cristianos esclavos de remeros. Los cristianos estaban en gran desventaja siendo su flota mucho mas pequeña, pero poseían un arma insuperable: el Santo Rosario. En la bandera de la nave capitana de la escuadra cristiana ondeaban la Santa Cruz y el Santo Rosario.

La línea de combate era de 2 kilómetros y medio. A la armada cristiana se le dificultaban los movimientos por las rocas y escollos que destacan de la costa y un viento fuerte que le era contrario. La mas numerosa escuadra turca, sin embargo tenía facilidad de movimiento en el ancho golfo y el viento la favorecía grandemente.

Mientras tanto, miles de cristianos en todo el mundo dirigían su plegaria a la Santísima Virgen con el rosario en mano, para que ayudara a los cristianos en aquella batalla decisiva.

Don Juan mantuvo el centro y tuvo por segundos a Colonna y al general Veneciano, Venieri. Andrés Doria dirigía el ala derecha y Austin Barbarigo la izquierda. Pedro Justiniani, quien comandaba los galeones de Malta, y Pablo Jourdain estaban en cada extremo de la línea. El Marques de Santa Cruz estaba en reserva con 60 barcos listo para relevar a cualquier parte en peligro. Juan de Córdova con 8 barcos avanzaba para espiar y proveer información y 6 barcos Venecianos formaban la avanzada de la flota.

La flota turca, con 330 barcos de todos tipos, tenía casi el mismo orden de batalla, pero según su costumbre, en forma de creciente. No utilizaban un escuadrón de reserva por lo que su línea era mucho mas ancha y así tenían gran ventaja al comenzar la batalla. Hali estaba en el centro, frente a Don Juan de Austria; Petauch era su segundo; Louchali y Siroc capitaneaban las dos alas contra Doria y Barbarigo.

Don Juan dio la señal de batalla enarbolando la bandera enviada por el Papa con la imagen de Cristo crucificado y de la Virgen y se santiguó. Los generales cristianos animaron a sus soldados y dieron la señal para rezar. Los soldados cayeron de rodillas ante el crucifijo y continuaron en esa postura de oración ferviente hasta que las flotas se aproximaron. Los turcos se lanzaron sobre los cristianos con gran rapidez, pues el viento les era muy favorable, especialmente siendo superiores en número y en el ancho de su línea. Pero el viento que era muy fuerte, se calmó justo al comenzar la batalla. Pronto el viento comenzó en la otra dirección, ahora favorable a los cristianos. El humo y el fuego de la artillería se iba sobre el enemigo, casi cegándolos y al fin agotándolos.

La batalla fue terrible y sangrienta. Después de tres horas de lucha, el ala izquierda cristiana, bajo Barbarigo, logró hundir el galeón de Siroch. Su pérdida desanimó a su escuadrón y, presionado por los venecianos, se retiró hacia la costa. Don Juan, viendo esta ventaja, redobló el fuego, matando así a Hali, el general turco, abordó su galeón, bajó su bandera y gritó: ¡victoria!. Los cristianos procedieron a devastar el centro.

Louchali, el turco, con gran ventaja numérica y un frente mas ancho, mantenía a Doria y el ala derecha a distancia hasta que el Marqués de Santa Cruz vino en su ayuda. El turco entonces escapó con 30 galeones, el resto habiendo sido hundidos o capturados.

La batalla duró desde alrededor de las 6 de la mañana hasta la noche, cuando la oscuridad y aguas picadas obligaron a los cristianos a buscar refugio.

El Papa Pío V, desde el Vaticano, no cesó de pedirle a Dios, con manos elevadas como Moisés. Durante la batalla se hizo procesión del rosario en la iglesia de Minerva en la que se pedía por la victoria. El Papa estaba conversando con algunos cardenales pero, de repente los dejó, se quedó algún tiempo con sus ojos fijos en el cielo, cerrando el marco de la ventana dijo: "No es hora de hablar mas sino de dar gracias a Dios por la victoria que ha concedido a las armas cristianas". Este hecho fue cuidadosamente atestado y auténticamente inscrito en aquel momento y después en el proceso de canonización de Pío V.

Las autoridades después compararon el preciso momento de las palabras del Papa Pio V con los registros de la batalla y encontraron que concordaban de forma precisa. Pero la mayor razón de reconocer el milagro de la victoria naval es por los testimonios de los prisioneros capturados en la batalla. Ellos testificaron con una convicción incuestionable de que habían visto a Jesucristo, San Pedro, San Pablo y a una gran multitud de ángeles, espadas en manos, luchando contra Selim y los turcos, cegándolos con humo.

En la batalla de Lepanto murieron unos 30,000 turcos junto con su general, Hali. 5,000 fueron tomados prisioneros, entre ellos oficiales de alto rango. 15,000 esclavos fueron encontrados encadenados en las galeras y fueron liberados. Perdieron mas de 200 barcos y galeones. Los cristianos recuperaron además un gran botín de tesoros que los turcos habían pirateado.

Los turcos con su orgulloso emperador fueron presa de la mayor consternación ante la derrota. Dios, que en su justicia había permitido que parte de las naciones cristianas cayeran bajo la opresión turca, impuso aquel día un límite y no permitió que el cristianismo desapareciera. El Dios que pone límites a las aguas y conoce cada grano de arena, escuchó la oración y manifestó su poder salvador. Fue la última batalla entre galeones de remos.

Los cristianos lograron una milagrosa victoria que cambió el curso de la historia. Con este triunfo se reforzó intensamente la devoción al Santo Rosario.

En gratitud perpetua a Dios por la victoria, el Papa Pio V instituyó la fiesta de la Virgen de las Victorias, después conocida como la fiesta del Rosario, para el primer domingo de Octubre. A la letanía de Nuestra Señora añadió "Auxilio de los cristianos". El Papa Pío V murió el primero de mayo de 1572, fue beatificado por Clemente X en 1672 y canonizado por Clemente XI en 1712. Sus restos mortales están en la basílica de Santa María la Mayor en Roma.

En 1569, (dos años antes de la batalla) el mismo Papa, en su Carta Apostólica ”Acostumbraron los Romanos Pontífices" ilustró – y en cierto modo, definió – la forma tradicional del Rosario.

En 1573, el Papa Gregorio XIII le cambió el nombre a la fiesta, por el de Nuestra Señora del Rosario. El Papa Clemente XI extendió la fiesta del Santo Rosario a toda la Iglesia de Occidente, en 1716 (El mismo Papa canonizó al Papa Pío V en 1712). El Papa Benedicto XIII la introdujo en el Breviario Romano y San Pío X la fijó en el 7 de Octubre y afirmó:
"Dénme un ejército que rece el Rosario y vencerá al mundo".

Lo acontecido en Lepanto por intercesión de la Virgen y el rezo del rosario se repitió:
-en Viena, liberada por Juan Sobinski
-en Polonia, donde, en agradecimiento a Nuestra Señora por la victoria obtenida, se estableció la fiesta del Dulce Nombre de María.
-En Rumania.

Hoy los cristianos estamos en situación similar, en una lucha entre la cultura de la vida y la cultura de la muerte. Esta se refleja en la destrucción de las familias y también en la crisis de los gobiernos en todos los países. El enemigo parece muy superior en sus fuerzas: Ellos tienen la prensa, la TV, las universidades, el dinero.... La mayoría de los cristianos están dormidos, arrastrados por el paganismo imperante. Pero no podemos lamentarnos de no tener los recursos que tiene el enemigo. Tampoco podemos esperar a que todos los católicos despierten del letargo en que el mundo los tiene envueltos. Nosotros tenemos las armas mas poderosas: La fe y el Santo Rosario. El Señor ganará la batalla con la entrega total de unos pocos humildes y totalmente fieles al Señor, a María y a la Iglesia. Hombres y mujeres que no se avergüenzan de ser católicos y de luchar con todo el corazón.

La victoria no será fácil. Lepanto no fue fácil. La lucha fue sin cuartel, con enormes sufrimientos. Hoy no será fácil. Pero no tengan miedo pues Dios da la gracia. Hay que actuar YA, poniendo la confianza en el Señor y sabiendo usar sus armas que son espirituales y no según nuestra lógica. Hay que unirse al Papa el Vicario de Cristo y seguir sus direcciones.

Lepanto y la Virgen de Guadalupe
Uno de los tres admirantes comandando las fuerzas católicas en Lepanto era Andrea Doria. Él llevaba consigo una pequeña réplica de la Virgen de Guadalupe (Patrona de México). Está imagen se encuentra en la iglesia de San Estéfano en Aveto, Italia.

Reliquias de la victoria

La reliquia mas importante es El Cristo de Lepanto que se encuentra en la Catedral de Barcelona.
También en Barcelona, en el Museo Marítimo de Barcelona, en el astillero medieval, se guarda una reproducción a escala real (60 metros de eslora total) de la nave La Real de Juan de Austria, Capitán de la Santa Liga de Lepanto. -Agradecemos a Neus Sans, Barcelona.

En el Monasterio de Ntra Sra. de Guadalupe en España podemos contemplar un enorme farol capturado de uno de los navíos de guerra musulmanes en la Batalla de Lepanto.

En Roma, en el techo de Santa Maria en Aracoeli podemos observar las decoraciones en oro tomadas de las galeras turcas.

En el palacio Doges de Venecia hay una gigantesca bandera islámica, trofeo de la victoria sobre uno de los barcos turcos en la batalla de Lepanto.

En la Basílica Santa María la Mayor, cerca de la tumba del Papa Pío V, había otra bandera islámica de la batalla, pero fue devuelta a Estambul en 1965 como gesto de concordia.

www.corazones.org

sábado, 2 de octubre de 2010

Blas de Lezo

Blas de Lezo y Olavarrieta

Blas de Lezo y Olavarrieta (Pasajes, Guipúzcoa, España, 3 de febrero de 1689 – Cartagena de Indias, Colombia, 7 de septiembre de 1741), almirante español conocido como Patapalo, o más tarde como Mediohombre, por las muchas heridas sufridas a lo largo de su vida militar, fue uno de los mejores estrategas de la historia de la Armada Española, y al mismo tiempo uno de los mayores desconocidos.
Sintió desde bien pequeño la llamada del mar. En 1701, se enroló como guardiamarina en el buque insignia de la flota francesa que dirigía el conde de Toulouse. Tres años más tarde, tuvo oportunidad de recibir su bautismo de fuego en la batalla naval de Vélez-Málaga, donde una bala de cañón le hirió de gravedad teniéndole que amputar sin anestesia su pierna izquierda. Este terrible hecho no le apartó de la Armada y su comportamiento audaz le valió el ascenso a alférez de navío.
Posteriormente, participó en otros capítulos de la Guerra de Sucesión donde se enfrentaban españoles y franceses con ingleses y holandeses. En el sitio de Tolón, una esquirla de cañón le arrebató su ojo izquierdo y, en el segundo asedio de Barcelona producido en 1714, una bala de mosquete le inutilizó el brazo derecho. Todas estas severas mutilaciones originaron que sus hombres le aplicaran diferentes apelativos como Patapalo o Medio hombre, que acompañaron al bravo marino vasco a lo largo de su carrera profesional. En este tiempo, y con menos de 30 años de edad, ya estaba considerado uno de los mejores militares españoles alcanzando la graduación de capitán de navío.
En 1723 recibió la misión de limpiar las costas del Pacífico de piratas y corsarios, tarea que cumplió con eficacia extrema. Dos años más tarde, se enamoró de doña Josefa Pacheco de Bustos, con quien se casó en Lima, Perú. En 1730 regresó a España convertido en general de Marina, para acto seguido asumir el mando de seis navíos con el encargo de reclamar a la República genovesa dos millones de pesos pertenecientes a la corona española. No sólo consiguió la preciada fortuna, sino que también obligó a los italianos a rendir homenaje a la bandera española so pena de ser cañoneados desde el mar.
En 1732 capitaneó la expedición militar que reconquistó la perdida ciudad de Orán. Y, en ese sentido, cabe ser mencionada su intrépida persecución sobre el buque insignia del pirata argelino Bay Hassan, quien buscó refugio en la bahía de Mostagán. Despreciando el peligro, Blas de Lezo y sus buques entraron a fuego sobre las defensas piratas logrando una gran victoria con el hundimiento del buque berberisco.
Pero es sin duda su magnífica defensa de Cartagena de Indias (Colombia) lo que le inmortalizó para los anales de nuestra historia naval. En 1737, fue nombrado Comandante General de aquella plaza, centro neurálgico de la presencia española en América. En 1739 estalló el conflicto bélico entre Inglaterra y España conocido como la guerra de "la oreja de Jenkins". Las pretensiones inglesas pasaban por asestar un golpe definitivo y humillante a los españoles arrebatándoles puntos clave de sus posesiones americanas. Para ello abastecieron la flota más impresionante jamás vista, muy por encima de la Armada Invencible que Felipe II había enviado contra Inglaterra en 1588. La expedición punitiva británica estaba integrada por 186 buques de guerra y transporte en los que se distribuían 10.000 tropas de asalto, 12.600 marineros y 1.000 macheteros jamaicanos. Estos efectivos estaban apoyados por 2.620 piezas de artillería. Frente a ello, Blas de Lezo apenas contaba con 2.230 soldados del ejército más 600 arqueros indios traídos del interior.
Durante 67 días, los españoles aguantaron el cañoneo incesante de los buques ingleses dirigidos por el almirante Vernon. Rechazaron el ataque terrestre ocasionando innumerables bajas al enemigo, hasta que, finalmente, su tenacidad y la excelente dirección de don Blas hicieron retroceder la ofensiva inglesa ocasionando su retirada de aquel escenario. La derrota se digirió mal en Londres, donde en principio creyeron que su ejército había obtenido una resonante victoria. El propio rey Jorge II ordenó que no se escribiera nada sobre lo acontecido con el consiguiente e injusto soterramiento histórico.
Por su parte, Blas de Lezo quedó maltrecho tras los combates muriendo poco después en un incomprensible y poco honroso olvido, aunque a título póstumo se le otorgó el marquesado de Ovieco. Hoy en día ni siquiera sabemos dónde se hayan sus restos mortales y eso que su éxito propició que España mantuviera más de 60 años intacta su actividad marítima y comercial con las colonias americanas. No obstante la memoria de este indiscutible lobo de mar quedó representada en diferentes navíos como la fragata del tipo F-100 que en la actualidad lleva su nombre.

viernes, 1 de octubre de 2010

1º de Octubre, Día del Caudillo


FRANCISCO FRANCO

Caudillo de la nueva Reconquista,
Señor de España, que en su fe renace,
sabe vencer y sonreír, y hace
campo de pan la tierra de conquista.

Sabe vencer y sonreír… Su ingenio
militar campa en la guerrera gloria
seguro y firme. Y, para hacer Historia,
Dios quiso darle mucho más: el genio.

Inspira fe y amor. Doquiera llega
el prestigio triunfal que lo acompaña,
mientras la Patria ante su impulso crece,

para un mañana que el ayer no niega,
para una España más y más España,
¡la sonrisa de Franco resplandece!

Manuel Machado

Nota: Esta poesía integra el libro “Horas de oro”, de 1938.