martes, 14 de diciembre de 2010

El saludo brazo en alto


El Saludo Romano es un gesto en el cual una persona extiende su brazo hacia adelante, de manera recta, con la palma de la mano hacia abajo. El brazo suele extenderse de manera paralela al suelo o formando un ángulo indeterminado hacia arriba.

A pesar del nombre de este gesto, la interpretación de éste como un "saludo" ha evolucionado a través del tiempo y no está debidamente acreditado que en la antigua Roma se utilizara permanentemente como forma "oficial" de saludar, ya sea en el ámbito militar o civil, aun cuando existen numerosos testimonios de su empleo en el Imperio romano.

En la Columna de Trajano, en Roma, aparecen diversos ejemplos de "saludo romano", en relieves donde se muestra legionarios saludando al emperador, así como en las estatuas de algunos emperadores como Augusto, o en la estatua ecuestre de Marco Aurelio. También existe un relieve del siglo II d. C. hallado cerca de Éfeso donde aparece este saludo en la ilustración de los funerales de un oficial militar, siendo posible ver a manera de saludo brazos extendidos hacia adelante, con la palma de la mano abierta y hacia el suelo, en un ángulo de 45 grados.

Con la desaparición del Imperio romano también desapareció la costumbre del "saludo romano", pero ésta fue recuperada en motivos pictóricos desde el siglo XVIII, cuando en pleno auge de la Ilustración los intelectuales y filósofos revaloraron las instituciones tradicionales de la antigua República Romana y entre ellas le dieron al extinto "saludo romano" un significado cívico o heroico.

Prueba de ello se encuentra en las pinturas de estilo neoclásico del francés Jacques-Louis David, como Juramento del Juego de Pelota de 1792 donde se muestra a los revolucionarios franceses haciendo el saludo romano o el Juramento de los Horacios de 1784, presentando con este mismo gesto a un episodio legendario de Roma. Inclusive en 1810, en pleno régimen de Napoleón Bonaparte, David pintó por encargo gubernamental La distribución de las águilas mostrando al propio Napoleón I entregando estandartes con figuras de águilas a los regimientos del ejército francés, cuyos soldados realizan el saludo romano. Estas pinturas de David inspiraron posteriores ilustraciones a lo largo del siglo XIX en toda Europa, mostrando nuevamente el "saludo romano" como elemento solemne, aunque en situación de servir como señal de juramento antes que un saludo propiamente dicho.

Con este significado fue que el clérigo estadounidense Francis Bellamy logró que el gobierno de EEUU estableciera una versión del "saludo romano" como gesto de saludo a la bandera en 1892: el brazo extendido hacia el cielo, con una leve inclinación hacia adelante, formando un ángulo agudo, denominado "saludo Bellamy".

El significado político del saludo surgió en septiembre de 1919 cuando un grupo armado de 2000 italianos, dirigidos por el poeta Gabriele D'Annunzio, tomó por asalto la ciudad de Fiume (actual Rijeka en Croacia) y estableció allí un gobierno ultranacionalista que reclamaba la anexión de Fiume a Italia y adoptaba ideas típicamente fascistas, utilizando el "saludo romano" para identificarse. Semejante acción sirvió para inspirar a Benito Mussolini, líder del fascismo italiano quien aprobaba las ideas de D`Annunzio y luego adoptó dicho "saludo romano" como elemento distintivo de sus seguidores. El gesto mismo servía para la propaganda fascista a efectos de asociar al régimen mussoliniano con la recuperación de las tradiciones del Imperio romano, tomando como modelo a éste.

Después de 1922, Mussolini instruyó al Partido Nacional Fascista de Italia para exigir que el "saludo romano" sea utilizado obligatoriamente por sus seguidores y luego por toda la población italiana en señal de adhesión al régimen. El "saludo romano" sirvió entonces como modelo para el saludo nazi usado posteriormente por Adolf Hitler y sus seguidores en Alemania. La similitud entre el saludo romano y el "saludo Bellamy" causó que el gobierno de los EEUU prohibiese éste desde el año 1942.

Falange Española, el partido fundado por José Antonio Primo de Rivera en 1933, usaba el saludo brazo en alto, denominado "saludo íbero" por sus dirigentes. Tras la unificación de los movimientos tradicionalistas y falangistas en un partido único, FET de las JONS, y en particular tras terminar la guerra, el saludo se convierte en uno de los simbolos del Movimiento Nacional. Aproximadamente en 1945, y tras la derrota del Eje, el saludo deja de ser obligatorio.

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