miércoles, 29 de junio de 2011

CARLOS HUGO ROBACIO: Adiós a un “Valeroso argentino"


El domingo 29 de mayo cerca de las 20 horas falleció en la ciudad de Bahía Blanca, el Almirante ® Carlos Hugo Robacio, Héroe de Malvinas y símbolo de la defensa nacional.
La ciudad de Caleta Olivia tuvo el honor de recibirlo el pasado 25 de mayo, y en esa fecha patria escuchar su disertación sobre la gesta del 1982 y la importancia estratégica del territorio insular argentino usurpado por los Británicos.
Sin dudas este “guerrero de la Patria” deja un legado importante que perdurará en el tiempo, por sus profundas convicciones y por la humildad con la que daba su testimonio.
Siempre mencionaba a sus “casi 800 hijos”, sus soldados del Batallón de Infantería 5 (BIM5) y los efectivos de Ejército que comandó durante la defensa de las alturas que circundaban Puerto Argentino. Precisamente algunos de ellos se reencontraron con él luego de 29 años de compartir la trinchera, al finalizar la conferencia en la Cámara de Comercio de esta ciudad.
Fue en esa conferencia en donde recibió el afecto de la comunidad, cuando poco más de un centenar de personas le brindaron un cerrado aplauso de agradecimiento.
Este “combatiente” ya anciano no dejaba de repetir. “la Patria existe”; y tal vez en esta sencilla reunión lo corroboró.
Emocionado recibió presentes de la asociación Sanmartiniana local y del Regimiento de Infantería 25 de Sarmiento, guarnición en la que ayer se realizó una formación de honor y se colocaron las banderas a media asta.

Héroes

Todo homenaje parece insuficiente para este Hombre generoso y de profunda fe cristiana, que rezaba el rosario en el “pozo”, cuando junto a sus soldados defendía la soberanía en la islas australes. Y con la misma energía que rezaba, también combatía.
De esto fueron testigos los paracaidistas británicos, los soldados escoceses y galeses y los nepaleses gurkas que debieron combatir contra el BIM5.
Decían los británicos que lo enfrentaron: “No se retiraron. En cambio los Argentinos de la montaña de Tumbeldown a 8 millas por el sur, donde la Guardia Escocesa tendría que enfrentarse a la mas violenta de todas las acciones. Allí se hallaba un batallón de Infantes de Marina Argentinos, muy expertos y bien atrincherados... los Infantes de Marina disparaban sin cesar y de manera impresionante”, relataban sus adversarios en la batalla.
Finalizado el combate, el BIM 5 retornó a Puerto Argentino e ingresó al pueblo desfilando, portando sus estandartes y con armamento. Robacio, junto a su segundo permanecían aún en el frente protegiendo el repliegue.
Con la bravura con la que combatió, también vivió la pos guerra. Nunca se olvidó de los suyos y trabajó incasablemente para que no se olviden de esos “leones” con los que defendió la Patria.
Y repetía “Leones”, para demoler ese mito humillante de los chicos de la guerra, con los que pretendieron estigmatizar a nuestros Héroes.
Ahora, el soldado descansa y su nombre no será olvidado. Desde su cuna en el pueblo de Caa Catí (Corrientes), en su querida Río Grande (Tierra del Fuego), pasando por la turba Malvinera y en su ciudad de residencia Bahía Blanca (Buenos Aires); en cada lugar de nuestro extenso país, el nombre de Carlos Hugo Robacio será siempre símbolo de Valor y entrega a la Patria.

El homenaje que no fue

Era el mediodía del 24 de mayo de 2011, y no había forma de atravesar el piquete sobre la ruta 12, entre Caleta Olivia y Cañadón Seco. En Los Antiguos, lo esperaba toda la comunidad que quería expresarle su admiración y afecto.
Pero eso no pudo ser posible y el traslado a esa localidad pre cordillerana se suspendió. Iba a ser declarado Huésped de Honor y participar de los actos por el Día de la Patria y el estaba deseoso de llegar. Al partir hacia Buenos Aires, comentó que quería regresar y que llegaría a Los Antiguos.
“No me importan los honores, yo soy un hombre simple. Lo que quiero es conocer a esa gente que hace Patria allá en los Antiguos”, comentó.

miércoles, 22 de junio de 2011

¡RUSIA ES CULPABLE!: 24 de junio, 70 aniversario de la División Azul

¡GLORIA A LA DIVISIÓN AZUL!
"Cuando regreséis a España y nuestras gentes se os acerquen con el natural afán de saber de vuestra vida en Rusia, jamás les habléis de vuestras propias heroicidades, sino de las gloriosas hazañas que realizaron los que aquí han muerto para que España viva."
Agustín Muñoz Grandes
(General jefe de la D.A.)
El número voluntarios que se presentaban era 40 veces superior al requerido para formar la División. Estudiantes, catedráticos, obreros, campesinos, altos cargos del Estado y la Falange, militares, muchos de los cuales, al no tener plaza de oficial, se alistan como soldados rasos. Todos ellos forman parte de la División Azul.
El 1 de Abril de 1939 acaba, por fin, la Guerra de Liberación en España, considerada como Cruzada por el Episcopado de entonces, después de casi 3 años de lucha encarnizada. Por fin se había conseguido la Victoria sobre la masonería y el comunismo ateo en tierra española, en tierra de María. A partir de ese momento comenzaba la reconstrucción de la nación, que estaba desecha, pero que tenía la firme convicción de ser un pueblo grande, bendecido por Dios, y con todas las posibilidades de participar en su prosperidad. Tenían por delante un gran trabajo, y Franco, dirigente de ese triunfo, encabezaba también el resurgimiento de una España herida por sus muertos, pero orgullosa de haber cumplido, una vez más con su Destino Histórico de ser baluarte de la Fe.
En septiembre del mismo año de la Victoria sobre el comunismo en España, Alemania invade Polonia, aliándose con Rusia. El territorio polaco es repartido entre los dos países, comenzando así la guerra más terrible sufrida por la Humanidad. Era el inicio de la II Guerra Mundial.
España quedó atrapada entre dos bandos. Inicialmente , las simpatías españolas estaban del lado del Eje (alemanes) debido a la participación alemana e italiana en la Cruzada al lado de las fuerzas nacionales. Pero Polonia era una nación católica y parte de su territorio, después de la ocupación de los alemanes, pertenecía a Rusia. España formaba parte del Pacto Anti-Comitern, y la alianza entre rusos y alemanes violaba ese acuerdo.
El día 4 de Septiembre España firma un decreto de neutralidad, al que se atiene siempre pese a todo tipo de amenazas y presiones, poniendo por encima de todo la paz y resurgimiento económico de España. La economía nacional no podía permitirse el gasto de una nueva intervención militar como la que pretendía Alemania.
A partir de la caída de Francia en manos alemanas, la posición neutral de España se ve más comprometida, porque Alemania parece imparable y ha ocupado el territorio vecino.
A Franco, italianos y sobre todo Hitler le proponen la tentación de que si entra en la guerra, Gibraltar volvería a ser español. Un sueño largamente anhelado por toda la nación. Franco no se arruga frente a esto y responde que Gibraltar sólo es una de las aspiraciones españolas, quitándole así importancia al asunto. El 12 de junio, Franco sustituye el término de neutralidad por el de “no beligerancia”. De esta manera desconcierta a los aliados y a las fuerzas del Eje, que no saben de qué lado está el Generalísimo.
Hitler seguía presionando. Éste no acostumbraba a pedir favores ni alianzas. Se limitaba a dar órdenes. Reyes o jefes de estado recibían la invitación a colaborar. Si aceptaban se les daba misiones de guerra y esperanzas de gloria, si se negaban, el país era invadido.
Franco tuvo la agudísima astucia de no decirle nunca que no, sin llegar a colaborar con él en la Guerra. Tras varias gestiones de emisarios de Hitler, y las repetidas negativas españolas a entrar en la guerra, Hitler decide entrevistarse personalmente con Franco convencido de que saldrá del encuentro con el apoyo de nuestro General. El resultado, ya lo sabemos. Franco, tras una noche de oración delante del Santísimo Sacramento que mandó exponer, jugó la partida de forma magistral y no se llegó a ningún compromiso. Hitler diría más tarde que prefería sacarse unas cuantas muelas antes que volver a entrevistarse con Franco. A éste le siguen presionando y él sigue pidiendo cosas necesarias para la reconstrucción nacional (como alimentos y otro artículos de primera necesidad, maquinaria, etc) pero sin llegar a entrar en la guerra. Harto de todo esto, Hitler abandona su intento.
La cosa cambia cuando el 22 de junio de 1941 Alemania invade la URSS, iniciando la llamada “Operación Barbarroja”. El 24 de junio, la juventud española se concentra en la calle, frente a la Secretaría General del Movimiento, aclamando a los alemanes que comienzan a luchar contra el monstruo ruso, causante de tanta barbarie en España y pedir la participación española en la lucha contra el comunismo, devolviendo así la “visita” hecha por los rusos comunistas del 36 al 39.
El gobierno decide entonces, enviar una División de voluntarios. Pero aclara perfectamente que no se posiciona en la Guerra. La participación española es contra el comunismo, en respuesta por lo que había pasado en España, y en defensa de la Civilización Cristiana amenazada por esta satánica ideología.
Serrano Súñer, ministro de Asuntos Exteriores, se dirige a la multitud enfervorizada. Se abren, a partir de entonces, banderines de enganche en toda España para reclutar a los voluntarios. Jóvenes de toda condición social y oficio acuden masivamente al llamamiento. El número de los que se presentaban era 40 veces superior al requerido para formar la División. Estudiantes, catedráticos, obreros, campesinos, altos cargos del Estado y la Falange, militares, muchos de los cuales, al no tener plaza de oficial, se alistan como soldados rasos. Todos ellos forman parte de la División Azul. El nombre de “azul” se debe al color de la camisa que vistieron, ya que la mayoría de ellos eran miembros de la Falange. El uniforme lo completaba chaqueta marrón, pantalón verde oscuro y la boina roja.
Al frente de la División se nombró al General Agustín Muñoz Grandes. Era uno de los más destacados militares españoles. Tenía 9 heridas en combate. Héroe de las guerras de Marruecos y de la Cruzada, afín a los ideales sociales falangistas y famoso por su capacidad de dirección en el combate y por su campechanía y cuidado paternal de sus soldados en el frente.
Concluido el reclutamiento, el 13 de julio de 1941 partían desde la estación del Norte de Madrid las primeras unidades, despedidas por sus familiares y multitud de gente, brazo en alto, acompañados por los acordes del Cara al Sol.
Serrano Súñer volvió a dirigirse a los allí presentes con las siguientes palabras de despedida:
“ El heroísmo de esta División Azul hará que las cinco rosas de la Falange florezcan en los torturados campos de Rusia, una esperanza que tiembla en el sepulcro de nuestro Fundador, José Antonio Primo de Rivera. ¡ Arriba España!. ¡Arriba Franco!”.
Al echar a andar el tren, volvió a escucharse el Cara al Sol entonado por miles de personas brazo en alto.
Desde Valencia, Valladolid y otros lugares partieron también trenes de voluntarios hacia Hendaya y desde allí por Francia hasta llegar a Alemania. Al cruzar el país vecino, la población y los rojos españoles exiliados se mostraron de forma hostil con los divisionarios, recibiendo éstos insultos y apedreamientos.
Al pasar Alemania todo cambió y los españoles se vieron apabullados por las muestras de afecto. Su destino final era el campamento de Grafenwörh, donde se transformaron en la 250 División de Infantería de la Wehrmacht (250 División del ejército alemán).
La organización militar alemana era muy diferente a la española y ésta tuvo que adaptarse y reorganizarse, ya que, por lo dicho anteriormente, entraron a formar parte del ejército alemán.
La moral de los españoles era alta, a pesar de los cambios en todos los sentidos y del escaso rancho alemán. Hubo encendidas protestas por este motivo de algunos divisionarios y Muñoz Grandes solicitó un envío de comida desde España para que sus hombres pudieran saborear comida española dos o tres veces por semana.
El General español quería a sus hombre en el frente en seguida y, contrariamente a lo previsto por los alemanes (que la habían previsto de tres meses) organizó una rápida e intensísima instrucción que duró un mes. Después de esta instrucción todos los divisionarios prestaron juramento de fidelidad a Hitler, como siempre, brazo en alto, pero con la clara advertencia de que sólo en la lucha de éste contra el comunismo.
Los voluntarios españoles demostraban una capacidad de aprendizaje y manejo de las armas que desconcertaba a los alemanes. También les desconcertaba la alegría propia española y ésto, unido al poco tiempo (según ellos) de instrucción provocaba en los mandos germanos la duda de la capacidad combativa de los divisionarios.
La diferencia entre alemanes y españoles se reflejaba en las muchas peleas que había. Se notaba falta de disciplina en la División, pero luego la compensaron con creces en el frente con su asombroso valor y capacidad de heroísmo y sacrificio, durante toda su estancia en la estepa rusa.
Fueron llevados en tren hasta una localidad polaca y desde allí irían a pie hasta el frente. Recorrían una media de unos 40 km diarios, a pesar de lo cual, los españoles no perdieron el sentido del humor. Era fácil localizarlos en medio del paisaje. Cada Unidad de Infantería estaba encabezada por un abanderado. Cada pieza de artillería lucía una medalla de la Virgen del Pilar, de Covadonga o de la Paloma, y el yugo y las flechas adornaban muchos camiones.
La vida en el campamento era muy diferente para los alemanes y para los españoles. Aquellos comían embutidos fríos, mientras que los nuestros saboreaban gazpacho y potajes. Los alemanes eran rígidos y los españoles paseaban por el campamento con una campechanía y naturalidad que encrespaba a los germanos.
Todos los hombres de la División Azul se estremecían al ver acercarse el mercedes negro que llevaba al General Muñoz Grandes, que aprovechaba algún descanso para aparecer de improviso en el campamento. Se acercaba a los soldados, compartía su rancho y les ofrecía cigarrillos. Charlaba un rato con ellos y después se iba de nuevo a sus obligaciones.
Los primeros caídos llegaron en tierras rusas. 29 españoles encontraron la muerte camino del frente.
Otra noticia importante llega a los divisionarios: la División Azul había sido agregada al 16 Ejército del Grupo de ejércitos del Norte. Su destino sería el cerco sobre la ciudad de Leningrado. El 12 de octubre, festividad de la Virgen del Pilar, patrona de la Hispanidad y de la División Azul, los españoles ocupan su puesto en el frente. Empieza la batalla del Volchov. La temperatura empezó a caer hasta los 5 grados bajo cero.
Los españoles, por la noche, se reunían en torno a las hogueras. Los alemanes no lo podían creer. La improvisación y la cercanía de los oficiales españoles para con sus soldados (daban órdenes tomando tranquilamente una taza de café) sorprendía a los germanos. Un capitán alemán, comentó asombrado: ” Los españoles tocan la trompeta todo el día. Para comer y también para rezar. El corneta es un muchacho de unos quince años. Montan el altar, llega el sacerdote y los soldados ya están allí: arrodillados, rezando y cantando, como si la guerra no rugiera a su alrededor”.
El cuartel general divisionario quedó instalado en la ciudad de Grigorovo. La División estaba desplegada a lo largo de un frente de 60 km. Los españoles tenían la misión de romper las líneas enemigas. Empezaron los combates, y con ellos los primeros caídos. Uno de los primeros fue el cabo Javier García Noblejas, camisa vieja de la Falange.
Los españoles iniciaron el cruce del río en sus botes de goma. La batalla fue larga y muy dura. Los españoles lucharon con su valentía característica, encontrándose con, además de la dureza de los ataques rusos, problemas climatológicos como el frío, que a veces llegaba a congelar las ametralladoras, y el lodo (la famosa rasputitsa). Los españoles conquistaron algún pueblo y los rusos contestaban. En un tira y afloja por ambas partes, en la que cayeron muchos españoles, soldados y oficiales. Los alemanes quedaron impresionados por el heroísmo y la capacidad de sacrificio de la infantería española. En el combate y no en la retaguardia del campamento es donde se demuestran las cualidades de todo buen militar.
La División fue encargada de reemplazar al grueso de un regimiento alemán en las aldeas de Otenskii, Poselok y Posad. Camino de sus nuevas posiciones los guripas descubrían los cadáveres congelados de sus camaradas. La lucha se hacía cada vez más dura. Las condiciones en que tenían que combatir los españoles eran tremendamente complicadas y los ataques rusos, tremendos. Las bajas nacionales eran tremendas, unidas a los casos de congelación y diarrea por las raciones en mal estado.
Muñoz Grandes visitó a sus hombres. Se interesó por el estado de los heridos y arengó a todos: “Con hombres como vosotros se puede ir a cualquier parte” . Algunos prisioneros rusos habían tomado las armas para combatir al lado de los españoles contra sus antiguos compañeros. Algunos altos mandos alemanes sugirieron la retirada de la División e incluso su salida del frente. Muñoz Grandes se negó en redondo y había ordenado a sus hombres defender Posad “como si fuera España” . Pero al final, el general español consideró la posibilidad de la retirada, ya que la resistencia, dada la tremenda desproporción de fuerzas, era imposible. Él asumía toda la responsabilidad de esta retirada, ya que no consultó a un alto mando alemán. Los españoles ya habían pagado un precio muy alto.
En la Navidad de 1941 cada oficial español había recibido un botella de champán francés, regalo de Hitler. Los españoles se arrodillaban ante su capellán para celebrar el Nacimiento de Jesús. Los villancicos y las plegarias inundaban las castigadas líneas defendidas por los españoles. Pero la guerra seguía. Los españoles se replegaron a la llamada Posición Intermedia, pero ésta quedó atrapada en medio del fuego ruso. A pesar de esto los rusos cayeron derrotados.
El 4 de enero de 1942, Hitler le dijo a un oficial alemán: “los españoles son una pandilla de golfos... pero nunca han cedido un centímetro de terreno. Uno no puede imaginar individuos más valientes. Difícilmente se resguardan Se burlan de la muerte. En cualquier caso sé que nuestros hombres siempre se alegran de tener a los españoles de vecinos en su sector”.
Todo lo anterior le valió a Muñoz Grandes la concesión por parte de Hitler de la Cruz de Hierro de Primera Clase.
A pesar de las tremendas bajas sufridas por la División, ésta fue designada para socorrer a una unidad alemana cercada en una aldea. Había que enfrentarse a temperaturas de 52 grados bajo cero. Entraba en acción la Compañía de Esquiadores, que después de duros enfrentamientos y condiciones climatológicas extremas, consiguió conservar la aldea. De los 200 esquiadores, al final quedaron 12. Los alemanes concedieron 32 Cruces de Hierro. Franco envió un mensaje especial, concediendo al capitán de los esquiadores la Medalla Militar Individual y a la Compañía la Medalla Militar Colectiva.
Ante esta derrota, los rusos volvieron a intentar de nuevo liberar Leningrado de toda amenaza alemana. El éxito inicial de esta ofensiva soviética se tornó en derrota cuando los soviéticos perdieron sus líneas de abastecimiento. 13.000 rusos quedaron cercados en Leningrado por los alemanes. Acababa aquí la liquidación de la llamada “bolsa del Volchov”.
La División Azul se preparaba para celebrar la Semana Santa. A pesar de la aviación y artillería soviéticas, las ceremonias del Jueves y Viernes Santo se desarrollaron con normalidad.
En mayo de 1942 empiezan a llegar Batallones para cubrir las bajas y relevar, poco a poco, a los hombres de la División. En España pequeños grupos de excombatientes peregrinan a Zaragoza desde todos los puntos de la nación para rendir homenaje a la Virgen del Pilar. Ella les había devuelto a la Patria salvos y ellos querían ofrendarle sus medallas.
Mientras Hitler resucita sus planes para la invasión de España.
En agosto de 1942 la División es escogida como Unidad de asalto para participar en la operación “Luz del Norte”, el asalto definitivo a Leningrado y los españoles abandonan la tierra que con tanto dolor habían conservado. En el camino hacia su nuevo destino en el frente, van alegres.
En el nuevo frente los españoles se preparan para la operación, pero los rusos se anticipan y lanzan una sorprendente e importante ofensiva al sur del lago Ladoga. En el frente alemán se abre una brecha de 8 km y la División Azul tuvo que adoptar posiciones defensivas teniendo que relevar a los alemanes que actúan en el frente de Leningrado, volviendo de nuevo a la guerra de trincheras. Para aliviar el tedio de la vida de trinchera, los españoles improvisaban canciones como esta:
¡Ha muerto mi capitán! Doblen todas las campanas. Que se callen los sollozos y se rompan las gargantas y que nadie añada llantos al silencio de las armas...
La batalla del Sur del lago Ladoga iniciada el 27 de agosto se prolongó hasta el 2 de octubre en que se acabó rompiendo el frente ruso, pero con cuantiosas bajas, con lo cual se suspendió la operación Luz del Norte. Los rusos, sin embargo seguían en sus trece y en enero de 1943 lanzaron un terrible ataque, rompiendo las líneas alemanas y de nuevo los españoles, a socorrerlos. Consiguieron frenar el ataque, pero perdieron casi todos sus efectivos.
Esta última batalla fue dirigida por el general Emilio Esteban Infantes, que un mes anterior había sustituido a Muñoz Grandes, por cuestiones tácticas y diplomáticas. A éste último le fue concedida por la Falange la Palma de Plata, máxima condecoración falangista.
La ruptura de las líneas alemanas en enero de 1943 había permitido, a pesar de no conseguir avanzar, abrir un pasillo en tierra firme a los rusos por el que acudirían las fuerzas que se irían concentrando en Kolpino. Desde ahí el 10 de febrero de 1943 los rusos desencadenan un brutal ataque con medios desorbitados sobre las fuerzas españolas que defendían la ciudad de Krasni Bor. Los españoles confesaron y comulgaron y se ocultaron entre los refugios.
Los españoles aguantaron como pudieron, hasta que repentinamente los rusos suspendieron el bombardeo. Los españoles entonces pusieron en marcha la táctica de las trincheras. Esperar a que el enemigo llegue y una vez ahí sorprenderle. Los rusos se lanzaron al ataque confiados en que las líneas españolas habían sido destruidas. Los españoles eran inferiores en número y en cantidad y potencia de armamento y acabaron luchando con la bayoneta. Pidieron refuerzos a los alemanes pero no llegaban.
Ataques rusos y resistencias españolas se sucedían mientras la ciudad ardía y miles de muertos yacían por todas partes. Los ataques rusos iban perdiendo intensidad y en vez de seguir avanzando se detenían por la ciudad a saquear y a emborracharse. El ataque ruso había conseguido sus objetivos iniciales pero después se había atascado. Los españoles habían combatido con fiereza animados también por el ejemplo de sus oficiales. Esto, unido a los errores rusos hizo ganar tiempo al Dieciocho ejército alemán que pudo enviar refuerzos para taponar la brecha. El precio había sido terriblemente alto. Los españoles sufrieron en esas horas 2200 bajas, el 53 % de los que habían iniciado la terrible batalla. A parte, estaban los heridos y los que habían sido cogidos prisioneros por los rojos. Los supervivientes, al recordar el sacrificio de sus camaradas, cantaban:
¡A la muerte, a la muerte,
con la División Azul te lanzarás,
portando sobre tu pecho,
las cinco rosas y el haz...
Tras casi dos años de lucha en el frente ruso, los españoles no conseguían entender muy bien la situación. No habían ido a Rusia para conquistar. Soñaban con liberar al pueblo ruso de la tiranía del comunismo soviético. Se sentían defensores de la civilización cristiana y occidental... pero la política de Hitler sólo pretendían conquistar para Alemania un espacio vital en el Este.
El 1 de octubre España declaró la neutralidad, y pocos días después llegaba la orden de repatriación escalonada, quedando en lugar de la División Azul, una fuerza pequeña de unos 2500 hombres, la Legión Azul, bajo el mando del Coronel Antonio García Navarro. Todos sus efectivos se reclutaron entre los veteranos de la División Azul.
La Legión Azul, el 15 de diciembre emprende viaje hacia el frente, incorporándose a la 121 División alemana. Releva a los alemanes en una zona próxima a Leningrado. Rechaza todos los intentos de golpe de mano rusos hasta que el 19 de enero de 1944 recibe la orden de evacuar el frente y comienza la retirada junto con los alemanes.
El 1 de febrero llega la orden de repatriación de la Legión. Los anglosajones habían ganado la Guerra y los españoles regresan , ya de forma definitiva, a España. Algunos españoles de la Legión Azul se quedaron voluntariamente ofrendando su vida en las mismas puertas de Berlín para parar el avance del ejército rojo. “Sin esperanza de relevo y a extinguir en el frente era su lema”.
Al repatriarse todo el contingente español. Además de los cerca de 5000 caídos esparcidos en 162 lugares de enterramiento, quedaba en los “gulags”, de la URSS un grupo de prisioneros españoles que sufrieron las penalidades del cautiverio durante más de 10 años.
El 2 de abril de 1954, tras dilatadas negociaciones, entraba en el Puerto de Barcelona el vapor “Semínaris” que traía a bordo a los 286 prisioneros. Una multitud enfervorizada los aguarda. Llegan demacrados, castigados por la brutalidad de los carceleros y las privaciones. Lejos dejaron a sus camaradas bajo la dura estepa rusa. Sellaron con sangre sus ideales.
·- ·-· -······-·
María del Pilar Marcos Carrión.

sábado, 18 de junio de 2011

Sabias y certeras palabras





"Creo sinceramente que el proceso de descristianización de nuestro pueblo está muy avanzado, como lo está el de la desnacionalización y fragmentación de España, a la vez que el del cambio de la mentalidad y de la conciencia de los españoles.
Es verdad que este proceso afecta a toda la que se llamó Cristiandad Occidental, y por tanto, a Europa. Aquí, entre nosotros, este proceso se inició más tarde, pero con una intensidad y eficacia evidentes. Contenido por la Cruzada, ha adquirido mayor agresividad y virulencia a partir de la Transición, que vino a coincidir con el “aggiornamento” de la Iglesia. Una nación como la nuestra, conformada por el catolicismo, y que en pleno siglo XX tenía un Estado confesional, quedó gravemente dañada por la nueva pastoral política de la Iglesia y por los cambios profundos que en la Conferencia episcopal se produjeron y se hicieron desde Roma".

Blas Piñar



viernes, 17 de junio de 2011

Homenaje a la bandera española


Salve, Bandera de mi Patria, salve,
y en alto siempre desafía al viento,
tal como en triunfo por la tierra toda
te llevaron indómitos guerreros.
Tú eres España, en las desdichas grande,
y en ti palpita con latido eterno
el aliento inmortal de los soldados
que a tu sombra, adorándote, murieron.
Cubres el templo en que mi madre reza,
las chozas de los míseros labriegos,
la cuna donde duermen mis hermanos,
la tierra en que descansan mis abuelos.
Por eso eres sagrada, en torno tuyo,
a través del espacio y de los tiempos,
el eco de las glorias españolas
vibra y retumba con marcial estruendo.
Salve, Bandera de mi Patria, salve,
y en alto siempre desafía al viento,
manchada por el polvo de las tumbas,
teñida con la sangre de los muertos.


Sinesio Delgado

sábado, 11 de junio de 2011

La reliquia del Sagrado Corazón del Cerro de los Ángeles resistió el fusilamiento de 1936. Ni una bala tocó el Corazón

La reliquia del Sagrado Corazón del Cerro de los Ángeles resistió
el fusilamiento de 1936. Ni una bala tocó el Corazón.
El 28 de julio de 1936, un grupo de milicianos de la República fusiló, entre blasfemias, el monumento al Sagrado Corazón de Jesús – de nueve metros – del Cerro de los Ángeles, en la localidad madrileña de Getafe. El 7 de agosto, otro grupo de militares dinamitó lo que quedaba de la imagen sacra. Hoy, en el monasterio del Cerro, fundado por santa Maravillas de Jesús, las carmelitas conservan la enorme piedra en la que fue esculpido el Corazón de Cristo.
Poner un pie en un monasterio de carmelitas descalzas es desafiar toda la lógica que propone el mundo. Y no sólo por el silencio y la quietud que se perciben al llegar –que contrastan con el bullicio prenavideño de nuestras calles –, sino por la felicidad que se percibe tras la reja de la clausura. La alegría y la hondura son tan palpables como el vaho helado en que se convierte el aliento de quien habla. Un lugar donde el frío exterior convive con un intenso calor que vibra en el pecho, se presenta, claro, como una caja de sorpresas. Y así es; al menos, en el Carmelo del Cerro de los Ángeles, en la localidad madrileña de Getafe, fundado, en 1925, por santa Maravillas de Jesús, para acompañar al Corazón de Cristo.
A prueba de bombas
De entre las muchas sorpresas con que Dios aguarda tras sus muros, una lleva impresa, a golpe de bala, la historia reciente más dramática de España: la reliquia del monumento al Sagrado corazón de Jesús, que el 28 de julio de 1936 fue fusilado por un grupo de milicianos de la República, volado con tres cargas de dinamita una semana después, y que presenta seis impactos de proyectil... Ninguno, por increíble que parezca, alcanzó al enorme corazón que buscaban herir. Quienes mejor conocen su historia son las religiosas del monasterio, que, adoran, reparan y acompañan al Sagrado Corazón de Jesús que corona el Cerro.
Aunque es poco frecuente, la comunidad en pleno recibe a Alfa y Omega en el locutorio. Por cierto que todas, desde la Priora, hasta las novicias de 19 años, piden no ser citadas por su nombre, porque «una carmelita quiere pasar desapercibida para el mundo y orar por él...» Sólo diremos, pues, que una de ellas relata cómo, «en 1940, el padre Torres, un sacerdote que estaba de Ejercicios, se dio un paseo entre los escombros del monumento al Sagrado Corazón que derribaron en la guerra.
Iba pensando en el dolor que debía de sentir Él al verse derribado por hombres a los que amaba. Entonces sintió un pálpito: llamó a los obreros que estaban desescombrando la zona y pidió que diesen la vuelta a una piedra enorme, en la que estaba, precisamente, el Corazón tallado. El padre Torres dijo a las hermanas: Le acribillaron a balazos, pero al corazón no le han tocado. Es como si quisiera decirnos que sigue tan vivo, con todo su amor y con toda su misericordia, para perdonarnos. ¡Y es verdad! Su Corazón sigue vivo para perdonar a los que le atacan».
Los milicianos, convertidos
Ciertamente, se hace difícil entender que ningún miliciano alcanzase al Corazón. El bloque de piedra – de más de metro y medio de ancho, por uno de alto – presenta seis impactos de bala que, aunque pasaron cerca, no alcanzaron su objetivo.
«El Señor quiso demostrar que el hombre no puede matar a Dios, aunque su indiferencia le cause un gran dolor –dice una religiosa –. No hay bala que le duela tanto como la ingratitud. Es lo que le pasa a cualquiera que ama y es despreciado. En los años 80, pedimos enrejar las ruinas del antiguo monumento, porque había profanaciones, insultaban a Dios, gritaban ¡Mueran las monjas!..., pero Dios los amaba.
Él quiere llevar almas al cielo, y nosotras también, porque los intereses de Dios son nuestros intereses. Por eso le adoramos, reparamos las ofensas que recibe y oramos por todos los hombres; sobre todo, por los pecadores». ¿También por los que fusilaron la imagen de Cristo? «¡Claro! Si supieran lo que hacían, no lo hubieran hecho », dice una carmelita. «Y tanto... Dos de ellos se arrepintieron y se convirtieron», apunta otra. Y da más datos: «Hace tiempo recibimos una carta de las Hermanitas de la Caridad, de Zaragoza, que nos contaban cómo un hombre pidió confesión y se arrepintió, por fusilar al Corazón de Jesús, de Getafe. Y el juez que juzgó a otro de ellos, contó que el miliciano pidió trabajar en la construcción de una iglesia, aunque no le conmutasen la pena, para expiar la ofensa de haber fusilado la imagen del Cerro.
¡Cómo no vamos a rezar por ellos!
De no ser por un pequeño golpe en una esquina del Corazón, fruto de la caída del monumento cuando fue dinamitado, no sería fácil distinguir la antigua piedra que veneran las religiosas en la capilla de la Santa Reliquia – como empezó a llamarla santa Maravillas – de la reconstrucción que hoy corona, como antaño, el Cerro de los Ángeles, centro geográfico de la Península. Un emplazamiento nada casual: «Estamos aquí con el Sagrado Corazón de Jesús para acompañarle, adorarle y orar por España. Él ha querido reinar en España desde el corazón del país, y nosotras oramos por todos los hombres desde el Corazón de Jesús. Porque el Señor tiene corazón, no es un ser etéreo», dice una carmelita.
Son palabras que se confirman por los sentidos, no sólo por la fe, porque quien visita el Carmelo del Cerro de los Ángeles y observa el monumento, experimenta la sensación de estar, no sólo en el corazón geográfico del país, sino en el corazón latente de España; como si las oraciones de estas religiosas sostuvieran muchas más vidas de las que uno pueda imaginar.
Sin Dios, no hay felicidad
Y con tantas almas por sostener, tienen mucho por lo que orar y muchas ofensas por reparar, «porque hoy – dice otra de las religiosas – le hieren otras balas; sobre todo, la ingratitud. En la vida de los hombres falta Dios. Y sin Dios, el hombre es enemigo del hombre; gobierna el demonio, la falsedad, el egoísmo. Cuando salgo de la clausura para ir al médico, me impresionan las caras de la gente. No tienen felicidad, mientras que aquí dentro hay rostros de paz y alegría». Una de las más jóvenes apostilla: «Me da mucha pena que algunos de mis amigos crean que no soy libre, cuando ellos son esclavos de muchas cosas. Sin Dios, no hay felicidad». Como dicen ellas mismas: «Somos lamparitas, que el Señor se enciende por amor a los hombres. Queremos su felicidad en Dios; por eso oramos y hacemos penitencia». Y concluyen entonando a coro una canción que reza así: «Porque España necesita de tu dolor, has de sufrir y expiar. Lamparita, lamparita, no te vayas a apagar. Porque la Iglesia necesita de tu calor, tú la tienes que alumbrar». Y el corazón de quien lo escucha, en efecto, parece escuchar el latido del Corazón de Jesús.
José Antonio Méndez - Alfa y Omega nº 620

miércoles, 1 de junio de 2011

Junio, mes del Sagrado Corazón de Jesús:REINARÉ EN ESPAÑA




L A PROMESA En septiembre de 1731 comenzaba Francisco Bernardo de Hoyos (tenía 20 años) el estudio de teología en el Colegio de san Ambrosio, hoy Centro de Espiritualidad del Corazón de Jesús, en Valladolid. Terminando su 2º curso, conoce por vez primera el culto al Corazón de Jesús. El padre Cardaveraz, le pide desde Bilbao un favor que le brinda la oportunidad de leer el libro del jesuita francés padre Gallifet sobre este culto. Su lectura impacta profundamente a Hoyos, que se ofrece ante el Santísimo a cooperar cuanto le sea posible a la extensión de este culto.
Días después, el 14 de mayo de 1733, fiesta aquel año de la Ascensión del Señor, acude Bernardo con los demás estudiantes al templo donde celebraba el Colegio la Eucaristía los días festivos, la hoy basílica de la Gran Promesa; los estudiantes se situaban en el presbiterio, a los lados del altar.
«Después de comulgar, refiere Bernardo, tuve la misma visión del Corazón… Diome a entender que no se me daban a gustar las riquezas de este Corazón para mí solo, sino que por mí las gustasen otros. Y pidiendo esta fiesta (del Corazón de Jesús) en especial para España, en que ni aun memoria parece que hay de ella, me dijo Jesús: Reinaré en España y con más veneración que en otras partes».
II. SU SENTIDO
Todos sus biógrafos afirman que el sentido de esta Promesa, como se deduce de todo su contexto, es que se le encomienda al padre Hoyos ser instrumento por cuyo medio Dios quiere dar a conocer a otros las riquezas del Corazón de Cristo y los valores de su Reino: la verdad, el servicio, la justicia, el perdón, la vida, el amor, la paz…
La Gran Promesa, pues, no es un privilegio o excepción del Corazón de Jesús en favor del pueblo español similar, por ejemplo, al que en la A. Alianza concedió Yahvéh a Israel, el 'pueblo escogido'. Con Jesús ha desaparecido, y para siempre, toda distinción de pueblo, raza, nación…; su salvación, el Reino de Cristo, está abierta a «toda nación, raza, pueblo y lengua» (Ap. 7, 9). Tampoco invita esta Promesa a una especie de pugilato o emulación por ser más que otros en ese Reino universal de Cristo. La Gran Promesa interpela, solicita, encomienda personalmente al padre Hoyos a extender el reinado de Cristo especialmente en España, en todo el territorio que constituía España en aquella fecha (1733): la España actual más Filipinas e Hispanoamérica. Así se manifiesta en las dos capillas dedicadas en la Basílica, una de ellas a la Virgen de Guadalupe, patrona de Hispanoamérica, con la pintura de esta advocación traída desde México por su arzobispo el 24 de octubre de 1951, y rodeada por los escudos de las hoy veinte naciones hispanoamericanas; y la otra, a la Virgen de la Paz y del Buen Viaje, la Virgen de Antipolo, imagen traída desde Filipinas por el arzobispo de Manila el 27 de mayo de 1951.
III. SU ACTUALIDAD
La Gran Promesa no tiene fecha de caducidad. Es hoy tan actual como en 1733. España y las naciones que han surgido de lo que entonces integraba España, representan hoy la mitad de la Iglesia. La Basílica de la Gran Promesa con el Centro de Espiritualidad del Corazón de Jesús y la Fundación Emilio Álvarez vienen desarrollando una intensa actividad litúrgica, pastoral, formativa, de espiritualidad y de atención caritativa que llega a toda la diócesis vallisoletana y a numerosas personas e instituciones fuera de ella. Entendemos que es ahora a nosotros a quienes corresponde realizar la misión que recibió el padre Hoyos, como él hizo tan ejemplarmente, para seguir dando sentido y haciendo plena realidad la Promesa del Corazón de Jesús, que será siempre un compromiso especialmente para los españoles y para los vallisoletanos. Extender el Reino de Cristo exige, hoy quizá más que entonces, aceptar sus valores y actitudes consecuentes para vivirlo, proclamarlo y ofrecerlo, contagiarlo, transmitirlo en nuestro entorno familiar y social. Para ello vamos a contar con la ayuda decisiva del beato Francisco Bernardo de Hoyos.