sábado, 31 de marzo de 2012

No nos rendimos:la Causa Malvinas fue, es y será la Patria




No nos rendimos

SIEMPRE MALVINAS

Me pregunto,como tantos argentinos: ¿qué fue Malvinas?, ¿cómo fue Malvinas?, ¿por qué fue Malvinas?, ¿dónde fue Malvinas?

No encuentro respuestas a estos interrogantes, porque Malvinas pertenece a las cosas sin principio ni fin, a las cosas inmortales, a las que, al nombrarse honran todas las palabras. Por eso se sostiene Malvinas. Por eso, tantos años después, es la Gran Causa, la Causa de Malvinas.

Es la Causa que ya dejó atrás las calumnias, los oportunismos, las traiciones, las bajas pasiones, las ofensas, la cobardía, todas las miserias humanas que aparecen en la guerra.

Es la Causa que engloba a todos los argentinos, aunque no la comprendan ni la quieran.

Es la Causa que no olvida el dolor y el sacrificio, porque los hunde en las entrañas, y así su fulgor deslumbra a las almas que la aman.

Es la Causa Malvinas, respetada y temida por el enemigo, que busca por todos los medios destruirla valiéndose de los medios que los mismos argentinos le proporcionamos con nuestra indiferencia y apatía: declaraciones, películas, documentales, visitas de los más encumbrados personajes del imperio usurpador.

Es la Causa que se enarbola en los discursos de bancada, que despierta aplausos, que se politiza cuando conviene y se oculta cuando se violan las instituciones, los poderes y las leyes.

Es la Causa Malvinas, que entre la inseguridad, la corrupción, el odio, la venganza, aparece pura, magnífica en su inocencia, romántica en su dolor, con sus luces y sus sombras, con sus muertos y sus vivos, con su justicia y su verdad.

Es la Causa, ese conglomerado de orgullo y honor; ese proceso interior que va limpiando las pasiones hasta convertirlas en recuerdos, que recién ahora, al cabo de los años, afloran de los corazones, las heridas y los labios de los que la vivieron, para ejemplo y paradigma de la nuestra historia.

Es la Causa Malvinas hundida en el fondo del mar, rompiendo los vientos con sus alas, enterrada en la turba, refugiada en la Cruz que desde Darwin domina, escucha, espera.

Es la Causa Malvinas, dueña y señora de las Islas, que nunca más serán llamadas irredentas, porque un 2 de Abril un soldado, un hombre, un argentino dio su sangre para redimirlas de una vez para siempre.

Pero es también, duele decirlo, la causa desmalvinizada por políticas pseudodemocráticas, acaparadoras de poder, por las instituciones achatadas por la codicia, la envidia, la obsecuencia, por los comunicadores acomodaticios y mentirosos; por las vacuas expresiones diplomáticas con anuncios espectaculares que terminan cuando empiezan, por los “Iluminados por el fuego”, por “los chicos de la guerra”, por “la guerra de mami”.

Sin embargo, esa dolorosa causa desmalvinizada, hoy, a un cuarto de siglo, se trueca en la “Causa Remalvinizada”, de adentro hacia fuera, de abajo hacia arriba, en familias, en colegios, en claustros, en pueblos y ciudades, en el silencio de la continua vigilia. Sola por su propia Verdad, por su propia justicia, por su propia sangre. Sola en la Grandeza de su soledad para darnos la respuesta.

¿Qué fue, entonces? ¿Dónde, cómo, por qué? La Causa Malvinas fue, es y será la Patria.

María Delicia Rearte de Giachino

sábado, 24 de marzo de 2012

Las oraciones personales que escribió José Antonio antes de morir

 

Carmelo López-Arias / ReL

José María Zavala publica, por primera vez y fotografiado, el cuaderno espiritual que le acompañó al paredón.

Como complemento a las sucesivas ediciones de su obra La pasión de José Antonio, la editorial Plaza & Janés acaba de publicar un impactante libro-documento de José María Zavala titulado La maleta de José Antonio. En él se fotografían los diversos objetos que contenía la maleta de piel de vaca donde José Antonio Primo de Riveraconservó sus efectos personales desde su detención en marzo de 1936, tras el triunfo del Frente Popular, hasta su fusilamiento el 20 de noviembre de ese mismo año en la prisión de Alicante.

Entre esos objetos destaca un cuaderno cuadriculado de bolsillo que él tituló Librito de Oraciones. Año 1936, donde de su puño y letra fue escribiendo diversas preces como recordatorio para su meditación espiritual.

Algunas de ellas, como las que anota Para el final del Santo Rosario, son las habituales de los devocionarios publicados, que copió de memoriaprobablemente porque no tuvo uno a mano.

Pero junto a esas hay jaculatorias e intenciones que revelan sus convicciones más íntimas en las semanas previas a su asesinato: a San José pidiéndole una buena muerte, al ángel de la guarda y “al santo bendito de nuestro nombre”, por “la conversión de pecadores, infieles y herejes a nuestra Santa Religión”, por los enfermos y agonizantes, por el alma de los familiares difuntos o “por las almas del purgatorio en general”.

Tras los actos de fe, esperanza y caridad hacia la Santísima Trinidad, escritos a lápiz, figuran unas jaculatorias muy personales:

“- Jesús Crucificado, perdón para España.

- Jesús Crucificado, perdón para tus perseguidores.

- Jesús Crucificado, ocupa todo mi corazón.

- Jesús Crucificado, hacerme mortificado y penitente.

- Jesús Crucificado, darme verdadero dolor de mis pecados y salvar a España”.

Y añade: “Cruzada de reparación y honor al Santo Crucifijo. Hágase a diario”.

El cuaderno se remata con un “ofrecimiento al Señor”: “Estas oraciones para pedir el triunfo de la Religión y la confusión de sus enemigos y la unión de todos los católicos”.